1766 En Real del Monte tuvo lugar lo que se
considera la primera huelga de América. El primer Conde de Regla Pedro Romero de Terreros hombre de contradictoria personalidad, había decidido suprimir "el partido" a que tenían derecho además del pago de su salario los barreteros en la mina "Santa Teresa" "los barreteros eran quienes utilizaban la barreta en su trabajo y eran muy hábiles para localizar los filones, y usar la pólvora, el trabajo de los "barreteros dentro de las minas era muy importante.
"El partido" surgió a finales del S. XVI como incentivo porque no había suficientes trabajadores para las minas porque una terrible epidemia acabó con una gran cantidad de indígenas. El "partido" consistía en repartir en partes iguales entre patrones y trabajadores un costal del metal extraído después de la cuenta obligatoria, cuando los capataces se negaron a cumplir con el "partido", los trabajadores suspendieron el trabajo, se rebelaron, y la población entera se les unió, se dirigieron entonces a las minas "La joya" y "San Cayetano" en donde perdieron la vida un capataz y el alcalde. Más tarde ya reunidos aproximadamente cuatro mil trabajadores, liberaron a los presos y se dirigieron en busca del Conde de Regla, hasta que los religiosos tuvieron que salir en procesión para calmar el enorme alboroto.
El virrey Antonio María de Bucareli intervino y no sólo no desapareció el "partido" sino que dictó nuevas ordenanzas para mejorar las condiciones de trabajo de los mineros. El Conde hombre duro cuando se trataba de defender sus riquezas disgustado por esto suspendió el trabajo en las minas durante 9 años aproximadamente. Este movimiento tuvo como resultado las mejoras a las leyes mineras dictadas 17 años más tarde. Y es digno de mención por la solidaridad con la que actuaron los trabajadores y el pueblo.
Casas Quemadas, 1866.
En el mes de Octubre de 1866 durante la guerra por la intervención francesa en México, en el poblado de San Cayetano, a una legua del Real del Monte fue escenario de un evento que se recuerda como "LAS CASAS QUEMADAS".
Siendo jefe del regimiento de lanceros de la sierra alta el Coronel José Ma. Pérez originario de Omitlán, en su paso por "El Real" cuando se dirigía a Pachuca que se encontraba en poder de los invasores, topó con una fuerza enemiga que se hallaba custodiando la mina de "Terreros", el coronel decidió que algunos soldados permanecieran en "El Real" con el fin de impedir que salieran en auxilio del enemigo que se encontraba en Pachuca, cuando fue avisado de que en auxilio de los soldados invasores de "El Real" estaban por llegar soldados austriacos. La mayoría de los soldados mexicanos se habían retirado hacia "El Chico" por lo que el número de soldados mexicanos apostados en "El Real" era escaso.
El coronel y parte de su tropa se dirigió entonces sobre los soldados enemigos que habían llegado hasta la loma del "Hiloche", sorprendidos los invasores lograron refugiarse entrando al rancho de los señores Brito, habiendo quedado tres soldados fuera que no lograron entrar. Estos tres soldados se rindieron ante el coronel Pérez quien los apresó y mandó conducirlos a un sitio seguro.
Considerando que desde dentro los invasores pudieran atacar a las tropas mexicanas, hizo una tea con su chamarra empapada en combustible misma que arrojó sobre el techo de "tejamanil" que ardió al instante consumiendo por completo la construcción y calcinando a los soldados invasores que se encontraban en el interior.
Ante la inminente llegada del enemigo, el Coronel ordenó que se acomodaran los cadáveres que aún estaban humeantes a lo largo del camino, ante tan tremendo espectáculo los austriacos regresaron a Pachuca. Aunque únicamente para tomar refuerzos y atacar nuevamente. Todo era zozobra e intranquilidad. Los franceses clamaban venganza por lo sucedido en el rancho de los Britos.
El primer pelotón francés fue derrotado. Y no querían sufrir otra derrota como la de "Casas Quemadas" enviaron toda una compañía completa con orden de destruir el poblado, lo que cumplieron al pie de la letra. Las casas construidas con adobe y techadas con madera "tejamanil", pronto fueron quemadas.
Los supervivientes abandonaron el lugar llevando la imagen del santo señor de San Cayetano (misma que a la fecha se venera en este lugar).
Algunos hicieron sus casas en lugares conocidos como el manzano, las casas viejas, el lobo y otros, pero la mayoría se estableció en un pequeño valle mas al norte custodiado por una enorme formación rocosa llamada "el tigre". Desde entonces ese lugar es conocido con el nombre de Pueblo Nuevo.
Este suceso se conoce y recuerda como "LA PROEZA DE LAS CASAS QUEMADAS"
Se llega por medio del entronque que lo une a la carretera Pachuca - Mineral del Chico.
Romance de Don Guillermo Prieto.
Que inmortalizó, con magníficos versos inscritos en el monumento, erigido en el lugar.
Visitante que visitas,
Los altivos vencedores
Estas tierras veneradas
Voy a decirte porqué
Se llaman: "Casas Quemadas".
De los Britos hace tiempo
Este rancho se llamaba
Porqué la familia Brito
Estas tierras cultivaba.
Cuando nuestra patria hollaban
Allá en los años sesenta
De solferino y magenta
Cuando extranjeras banderas
En los mástiles ondeaban
Y los suavos nuestro suelo
Con sus plantas pisoteaban.
Sí la fecha precisa
Vosotros ver queréis
Os diré 8 de Noviembre
Del año sesenta y seis.
Cuidando la producción
De la mina de Terreros
Estaba el fuerte retén
De soldados extranjeros.
Los barreteros que ansiosos
Esperaban la ocasión
De arrojar a los intrusos
De esta rica poseción.
Con piedras picos y palas
A Terreros van derecho
Defendidos solamente
Por el valor de sus pechos.
Los suavos que ya esperaban
La popular agreción
Ponen sus pies en polvorosa
Buscando salvación.
Tuvieron conocimiento
Que llegarían a esta tierra
Comandados por los Pérez
Los lanceros de la sierra.
Los boinas sin conocer
La intención de los chinacos
Se arman de aquellos trabucos
Que se cargaban con nacos.
Pero seguidos de cerca
Por la airada muchedumbre
Piensan encontrar refugio
En la casa de esta cumbre.
Cierran puertas y ventanas
Y haciendo del rancho fuerte
Sus modernos arcabuces
Siembran sin piedead la muerte.
Los menos no se arredran
Ante el fuego sangriento
Y solo piensan cobrar
Sus muertos cien por cien.
En esto llega jadeante
Montado en brioso corcel
Un valiente de Omitlán
Telma Pérez Coronel.
Sus cuerpos achicharrados
En el rancho de los brito
Un mensaje a todo el mundo
Dejan para siempre escrito.
Quién pretenda profanar
Estas tierras veneradas
Encontrarán siempre abierta
Su tumba en "Casas Quemadas".
No hay comentarios.:
Publicar un comentario